Evaluar debe estar siempre contextualizado al entorno en el que se lleva a cabo la relación del docente y el alumno. Tradicionalmente este concepto se trata por medio de una serie de consideraciones de tipo empírico y de carácter teórico que inciden en la labor tanto del docente como de los estudiantes.
Se deben mejorar los instrumentos de evaluación que se utilizan con grupos conformados por muchos alumnos a la luz de una filosofía de la evaluación que cambie la situación que vive el alumno al ser enfrentado a exámenes cerrados que no provocan el análisis o el razonamiento y que dan poca o nula oportunidad de opinión y que están centradas en respuestas previamente consideradas por el que maneja la evaluación (el profesor). Basados en la opinión de Vigotsky y de otros autores se puede encontrar en el cognoscitivismo y el constructivismo soluciones y alternativas diferentes para evaluar a nuestros estudiantes. Queda en nuestras manos como docentes abrir esa brecha y sobre todo buscar implementar evaluaciones orientadas a considerar la formación integral de nuestros estudiantes.
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